DÍA 2 EN EL SLOWBOAT: de 9,30 a 16,20
Efectivamente los elefantes nos esperaban para desayunar, increíble pero cierto. Al principio pensé si serían salvajes ya que estamos en el país del millón de elefantes, pero esos fueron otros tiempos, al momento aparecen unos señores "pastores de elefantes??", a lavarlos y dejarlos jugar un rato en el agua y por supuesto amenizarnos el desayuno.
vistas desde BKC villa |
El segundo dia en el barco nos depara una sorpresa que no parecía muy agradable al principio pero que resulto ser el aliciente del viaje. El barco había cambiado, era infinitamente peor que el de ayer, menos asientos, más gente y más incomodo. Los que llegamos los últimos íbamos sentados en el suelo en unas esterillas y apoyados contra el lateral del barco.
viaje 2ª día |
gente del barco |
Asi el habitáculo se hizo más divertido, pero más incomodo y tuvimos que defender con uñas y dientes nuestro espacio, ya que por aquí son muy amigos de no guardar las distancias.
Tras otras 6 horas de viaje, que sinceramente no parecían tantas, llegamos de nuevo a tierra.
llegada a Luang Prabang |
Pensábamos, ilusos de nosotros llegar a la ciudad por el rio en nuestro flamante barco verde, pero no llegas a un embarcadero a unos 6 km de la ciudad en medio de la nada, donde todo está preparado para que el turista no tenga que pensar demasiado, tarifa fija de 10000 kips por persona en camioncito-tuk tuk y te llevan hasta tu hotel.
LUANG PRABANG
es el principal centro religioso y turístico del país. En la antigua capital de Laos hay más de 50 templos, que son mezcla de la arquitectura budista y edificios herencia del colonialismo francés por ello es desde 1995 Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Nuestro hotel está al otro lado del rio Nam Khan, y en época seca se puede acceder por un puente de bambú que ahora mismo ni existe. Para cruzar utilizamos el Old Bridge que solo da acceso a bicicletas, motos y transeúntes por un paseo a bastantes metros de altura no apto para personas con vértigo.
La ciudad te cautiva desde el primer minuto, es tranquila y a la vez bulliciosa, con mucho color y con mucha vida.
Aqui desde luego si que percibimos que el Asia que hasta ahora conocíamos está cambiando, y muy rápido: los monjes de túnica naranja manejan móviles de ultima generación, ya no vamos a la caza del wifi disponible en cualquier lugar, los extranjeros ya nos somos extraños y cómo no los precios ya son más parecidos a lo que estamos acostumbrados. Observamos también que es un turismo digamos fácil, un país amable que ofrece mucho y por ello hay muchas familias con niños que los visitan. Nos cuentan que los servicios médicos dejan a veces que desear, pero a su vez vemos camiones de la basura, reciclando plástico algo impensable hace unos años, todo ello gracias al gobierno japonés según leemos. El país parece desarrollarse de una forma más ordenada que sus vecinos, más limpia y más sostenible.
En una ocasión leí sobre esta ciudad "te quedarás más tiempo del que esperabas" y así fue, dedicamos 5 días, 4 noches a disfrutar de este lugar que desde luego pienso volver a incluir en alguno de los viajes por Asia que hagamos.
Las bicicletas que en nuestro caso las prestaba el hotel, son perfectas para ir recorriendo las calles, los mercados y los templos. Pero eso si hay que dosificar ya que el calor es agobiante y el sol es abrasador. El mercado nocturno bien merece un par de visitas para comprar algún recuerdo, aunque no hay mucha variedad. Y el mercado de comida es un lugar perfecto para cenar barato y original en las sofocantes e interesantes callejuelas perpendiculares a las calles principales.
Uno de los principales atractivos de Luang Prabang es la ceremonia en la que los monjes salen a pedir limosna al amanecer. Últimamente en la ciudad parece que el turismo masivo la ha deslucido, asi que optamos por verla en la puerta del hotel por donde pasan sobre las 6:30. Un grupo de vecinos está ya sentado en unas sillitas bajas al pie de la carretera. los monjes aparecen puntuales por la esquina de la calle, y mientras entonan un cántico grave y monótono los vecinos derraman agua en el suelo en señal de purificación. Despues los hombre de pie y las mujeres sentadas entregan un puñado a arroz a todos y cada uno de cientos de monjes que desfilan en fila india delante de nosotros.
Hay que decir que nos quedamos respetuosamente detrás de ellos, sin inmiscuirnos con flashes de fotos y en silencio, ya que parece que en el centro de Luang Prabang los turistas estamos arruinando estas costumbres.
Ceremonia de la limosna |
El segundo día visitamos las cataratas de KUANG SI, os recomiendo alquilar una moto (130.000 kips, las hay mas baratas) ya que son 29 km muy tranquilos y preciosos para ir despacio y parando donde te apetezca.
Por supuesto hay que pagar para entrar y para aparcar la moto. Merece la pena ir por la mañana ya que a partir de las 12 o 13 se llena de autocares chinos que invaden todo y es imposible hacer una foto o darte un baño.
El agua es de un azul verdoso extraño y hace del paisaje un lugar especial. Se puede comer allí hay restaurantes, bocadillos y de todo, asi que no merece la pena acarrear nada desde la cuidad. En cuanto a ir en bici lo desaconsejo ya que hay repechos importantes y las bicis no son siempre lo que esperas. Un chico de Pamplona bastante entrenado nos contó que le había costado mas de 2h30 así que mejor la opción motorizada.
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