Llegar a Vang Vieng quizá fue el trayecto más pesado de todo el viaje.
Prometían unas optimistas 4 horas de camino para cubrir unos 190 km, pero se convierten en más de 6, con dos paradas, una para ir al baño y comer y otra para que la señora que viajaba con nosotros comprara pepinos.
El billete nos cuesta unos 13000 kips con recogida en una furgoneta muy nueva en el hotel, pero nuestro gozo en un pozo cuando nos lleva a la estación para montarnos en otra minivan, más vieja y hasta arriba de gente. El viaje lo puedes contratar tanto en la calle principal como en el hotel que no te carga (al menos en el nuestro) nada extra, con la ventaja de pagar con tarjeta junto a todo lo demás.
El paisaje quita el hipo de bonito y sobre todo por los continuos baches la carretera que bordea precipicios que es mejor no mirar y vueltas y vueltas que te dejan el cuerpo apaleado después de las 6 horas .
Si además añades que esa mañana mi estómago amaneció algo 'inestable' el viaje se convierte en una tortura. Aunque el no encontrarme bien me aportaba una somnolencia que ayudó a que las horas pasaran más rápido, eso si no mejor.
Llegamos de nuevo a la estación en medio de la nada pero allí están los tuktukeros al acecho y con su tarifa fija de 10.000 kips para llevarte hasta el hotel.Paisaje Van Vieng |
Vang Vieng es un a parada casi obligada para los que viajamos de Norte a Sur, ya que permite partir en dos el desplazamiento de Luang Prabang a Vientiane. No puedo imaginarme que hubiera sido continuar en esa fuego 3 horas más hasta la capital...
Por todo ello y la curiosidad de ver de cerca la meca de muchos adolescentes extranjeros para disfrutar del famoso 'tubing' nos detuvimos por dos noches en este pequeño pueblo.
El pueblo no tiene nada a penas dos calles paralelas y adyacentes llenas de B&B, bares y empresas que alquilan motos, buggies y flotadores de camión.
Turistas coreanos |
Parece ser que en 2012 y tras demasiados accidentes algunos mortales, las autoridades decidieron eliminar el alcohol del tubing. Consistía en lanzarte al río en un flotador gigante y pasar más de 6 horas aquí y allá con tu flotador bebiendo sin control combinándolo con saltos, tirolinas...todo en el río Mekong. La combinación en ocasiones letal hizo que hubiera que poner puertas al campo. Aun asi pueden verse hordas de jóvenes abrasaditos por el sol, en bikini/bañador, sin ni siquiera chanclas deambulando por el pueblo. Sobre todo a las 6 que es la hora límite para entregar los flotadores (bajo fianza). La moda, sobre todo secundada por los coreanos que parece ser acuden a este lugar recóndito por un reality show de algún famoso en este mismo lugar, consiste en; bolsa hermética de colores, gorro coronel tapioca, mascarilla, manguitos para piernas y brazos. Todos iguales y en grupos de 20 o 30 buggies salpicando al personal de barro por los caminos.
Ahora son muchas más las actividades que se ofertan para sustituir al tubing-borrachera, ahora puedes bajar por el Mekong, kayak, visitar cuevas, etc. Lo espectacular es su paisaje carstico, en torno al Mekong. Optamos por prescindir de las excursiones populares y alquilarnos una moto por entre 50 y 80.000 Kips.
El recorrido es un loop de unos 15 km (ida), si vais por el camino de la derecha el terreno es bastante irregular y se tarda bastante (1 hora y 20 minutos) aunque es más corto, pero igualmente espectacular. Arrozales de un verde brillante y con la silueta de las montañas al fondo. Quizá lo peor como decía es la gran y para nosotros inesperada 'invasión' de lo coreanos. Parece que estés solo en mitad de la nada y de repente se oye rugir a un ejercito de 30 buggies inundando los 'lagoon'.
Podéis seguir las indicaciones a 'blue lagoon', pero parece que han ido proliferando las blue lagoons a lo largo del camino, llegamos a ver incluso hasta 'blue lagoon 5'.
Al final del trayecto una vez pasado el puente de madera y el pueblo Ban Phom Sai gira a la izquierda y se llega a blue lagoon 3, bastante menos concurrida y bastante más agradable que la supuestamente original. La vuelta aunque como digo con bastantes más kms casi unos 20km, es más agradable, el suelo es más transitable y casi 25 minutos más corta. Ten cuidado con la gasolina ya que no hay forma de repostar por estos caminos.
En definitiva lo más interesante es sin duda el paisaje y el poder recorrerlo a tu aire con la moto. Hay bastantes cuevas, nosotros solo visitamos una de ellas, pero las hay a docenas, puedes dar una propina a los niños que hay a la entrada y ellos te guían o te alquilan las linternas.
El pueblo tiene una gran oferta de bares y restaurantes, aunque quizá la comida haya sido de la peor que hemos comido en Laos, probablemente porque aquí prima lo barato y el beber sin talento.
Nuestro hotel todo un acierto y de nomás original en lo que nos hemos hospedado, un bungalow en medio de los arrozales y con las montañas de fondo, increíble. Van Vien Tara hotel al que a pesar de que se llega cruzando un puente de peaje (ida y vuelta) pero que realmente merece la pena al estar fuera del bullicio del pueblo.El peaje menos de 50c, algo más si vas en moto, y a cuyo vigilante no pudimos engañar ni a altas horas de la noche.
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