Durante estos días de insomnio totalmente extraños en mí, he terminado de leer la novela de Javier Moro Pasión India, que narra la vida de una cupletista malagueña de la que se enamoró nada más y nada menos que el Maharajá de Kaphurtala durante su visita para la boda de Alfonso XIII en Madrid.
Me resulta muy llamativa e incluso intrigante la idea de que una joven de una familia humilde de la edad más o menos de mi abuela llegara a ser Maharaní de un país tan exótico y lejano como la India a principios del SXX. Anita Delgado nació a finales del SXIX y mi abuela en 1910. Digamos que mientras mi abuela iba con su caballo a Logroño a vender fruta, historia que hoy acaba de contarnos por milésima vez, Anita Delgado se paseaba a lomos de un elefante engalanada con espectaculares joyas por su reino de Kaphurtala saludando a sus súbditos.
Hoy mi abuela María celebra su 101 cumpleaños con excelente salud, increíble vitalidad y especial lucidez y aún con muchas cosas que contar, y aunque siempre ha sido una excelente tertuliana en esas tardes de jardín con sus amigas Palmira, Milagros, Felisa y mi abuela Ascen (a la que tanto echamos de menos)… sus vivencias nunca serán relatadas en un libro como las de Anita. Así que mientras leía la azarosa vida de la princesa española no hacía más que imaginarme que haría mi abuela mientras Anita daba cenas de gala para más de 700 personas en Cachemira o asistía a recepciones de gobernantes de todo el mundo en Bombay y Delhi o le regalaban esmeraldas y perlas de incalculable valor.
Mi abuela se casó con mi abuelo Vicente, tan alto y apuesto como el maharajá y fue de viaje de novios a Zaragoza, mucho menos exótico que casarte con el Rey de Kaphurtala o ir de luna de miel al Punjab. Una vida de leyenda digna de ser recogida en una novela, pero aunque no se escriba un libro sobre ella, sirvan estas líneas como orgulloso homenaje de su nieta para felicitarla por su más de un siglo de vida. ¡Felicidades abuela!
Esto ya me va gustando más!!!
ResponderEliminarme gustan más estos temas que los hospitalarios.
Qué maja tu abuelica!
ok Estela, me debo a mis lectores, asi que lo tendré en cuenta
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