Sé que los temas escatológicos y médicos no es lo que más os gusta, pero por terminar un ciclo creo que debería contaros “la extracción de cuerpos extraños profundos” a la que hoy me he sometido.(es asi como reza en mi volante de admisión)
Parece mentira pero son ya muchos días los que han pasado desde aquella fatídica caída, días que han pasado podría decir que con más pena que gloria pero que han brindado muy buenos ratos con mis amigas las mamás y el siempre dispuesto a acompañarnos, Cromi . Ahora mismo llevo casi 1 mes y medio de baja, y con una mano derecha totalmente inutilizada, pero que voy moviendo poco a poco.
Hace un par de semanas descubrí lo que llevaba bajo la escayola, algo que me molestaba se me clavaba y se me enganchaba, pero que no tenía idea alguna de qué apariencia, longitud, o grosor tenía, de hecho no sabía ni como estaban colocadas.
Me intrigaba bastante ver como ese cuerpo extraño estaba literalmente clavado en mi piel, pero también me causaba mucha curiosidad saber cuál iba a ser el mecanismo para despojarme del yeso. Pues ni más ni menos que una sierra eléctrica, claro está. Casi podría decir que incluso más desagradable que la extracción, fue el quitarme la escayola con un artilugio enchufado a la corriente que serraba el yeso y de vez en cuando impactaba contra mi piel, provocando una sensación cuando menos extraña. Al retirar el yeso completamente, descubro un palitoque de brazo con unos puntos brillantes introducidos de manera trasversal en mi muñeca. La mano arrugada, pellejosa y totalmente deformada parecía sacada de una peli de zombis.
Pues bien aunque les estaba cogiendo cariño, hoy tenía programada la “extracción de cuerpos extraños profundos”, oye esto es como todo, cuando empieza a gustarte, se acaba. El doctor ‘venga eso no es nada’ me dijo que nada de anestesia, ni local, ni total ni parcial…es decir a pelo. Yo le supliqué que me pusiera algo, sintiéndome como un yonki pidiendo metadona, pero me lo seguía negando. Yo le dije cómo no va hacer daño si me duele el tirón de quitarme el bigote, cómo no me iba a hacer daño extraerme ‘cuerpos extraños profundos’ sin saber aun qué era eso.
La verdad verdadera es que hoy estaba muy nerviosa, no tanto como en la operación pero lo suficiente como para que se me notara a simple vista. Al menos el escenario y los actores no eran desconocidos y tampoco he tenido que esperar horas y horas sin comer y sin saber qué va a pasar. De nuevo llegó mi hora, y cuando volvía a entrar por la puerta que reza BLOQUE QUIRURGICO, me dice el gracioso de Alex ‘hasta siempre…’ ante la mirada atónita de la enfermera que me pregunta “¿tienes miedo?”. He vuelto al cuchitril para ponerme el elegante atuendo para operar, las calzas verdes, el escote asimétrico pero hoy me puse mallas para que no se me viera el culo. De todo se aprende.
Una vez en el quirófano el anestesista insistía en ponerme anestesia y el doctor ‘eso no es nada’ decía nada, nada, para esto no hace falta. Mientras mi pulso se aceleraba, los pitidos cada vez eran más rápidos y no paraba de sudar, el pobre enfermero, el de los tatuajes me cogía la mano y me secaba el sudor. El médico con los alicates, otro médico y un enfermero me agarraban del hombro, el enfermero me cogía la mano y quitaba el sudor, el celador me ponía las manos para que no mirase y me sujetaba la cara… Dios que soy una mujer indefensa, lisiada, acojonada, y mal vestida y se necesitan a 5 personas para sujetarme !!!
Parecía una cuadrilla de toreros rematando al toro. Y así ha salido la primera, tras un grito y una respuesta involuntaria de mi cuerpo de patalear y retorcerme de dolor, la segunda como el agujero era ya más grande salía mejor. He podido ver como la sangre salía como la de los toros en la plaza, si ya llámenme exagerada pero hablo de mi miembro!!
Dolor fuerte, pero creo que no puedo describir la sensación del acero de los clavos saliendo de mi brazo que es literalmente imposible de contar. Me han regalado los clavos, que no se por qué los llamaron agujas cuando son exactamente iguales que una escarpia común de carpintería.
Todo ha ido mucho más rápido, sin calmantes, sin anestesia, sin remilgo ninguno así que en menos de 10 minutos ya estaba fuera, y con una venda compresiva un poco de betadine y una gasa, nos hemos ido a celebrarlo con una caña.
las escarpias |
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